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| Juan bautizando en el rio Jordán | 
1. El bautizo fue público y masivo
Las multitudes acudían al Jordán, no era un rito exclusivo. Juan bautizaba en un lugar abierto y sencillo —un bautismo de arrepentimiento para preparar el pueblo.
“Y todo Judá y todos los habitantes de Jerusalén salían a él…” — Mateo 3:5 (paráfrasis)
2. No era solo agua: era señal de cambio
El bautismo de Juan simbolizaba arrepentimiento y decisión de vida nueva. No confería la plenitud del Espíritu como luego sucedería, pero marcaba un antes y un después.
“Arrepentíos; porque el reino de los cielos se ha acercado.” — Mateo 3:2 (paráfrasis, idea central)
3. Juan bautizó a Jesús —pero Jesús no necesitaba arrepentimiento
Cuando Jesús se acercó, Juan intentó evitarlo, pero Jesús pidió el bautismo para “cumplir toda justicia”: fue un acto de identificación con la humanidad y de inicio público del ministerio de Cristo.
“Entonces Jesús vino desde Galilea… y fue bautizado por Juan en el Jordán.” — Mateo 3:13 (paráfrasis)
4. El Espíritu y la voz divina confirmaron a Jesús
El bautismo de Jesús estuvo marcado por señales celestiales: el Espíritu descendió y una voz declaró su aprobación —esto vinculó bautismo y revelación divina.
“Y he aquí una voz del cielo: ‘Este es mi Hijo amado.’” — Mateo 3:17 (paráfrasis)
5. Fue un punto de inflexión histórico
El ministerio de Juan preparó el camino y el bautismo en el Jordán se convirtió en modelo: agua, arrepentimiento y la promesa de algo mayor que vendría con Cristo.
“Él bautizaba con agua, pero el que viene bautizará con Espíritu Santo.” — Mateo 3:11 (paráfrasis)
 
   
   
   
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