El valor de algo que es relativo para cada uno es el tiempo. Una fuente importante en nuestra vida, desde que nacemos hasta que fallecemos.
Valorando el tiempo |
El problema del tiempo, no es el mismo tiempo, sino como nosotros lo utilizamos al momento de tener conocimiento en nuestra etapa de la adolescencia.
Si pudiéramos nacer de 85 años y luego llegar al punto máximo como ser un bebé al final de nuestra vida, sonaría como algo tonto. Aunque esto tiene un significado y un porque.
¿En que me baso para pensar nacer de 85 años?
En que cuando eres viejo o muy mayor, la preocupaciones de la vida no son tan importantes.
Sería curioso, se sentiría diferente y lo diferente siempre es algo complicado para muchos. Empezarás a vivir la vida con aprendizaje y cuando llegarás a la edad de la adolescencia ya tendrías una gran diferencia de cómo ver la vida.
¿De donde sacas esa idea?
Esa idea la saco de una película llamada "El curioso caso de Benjamín Button" esta película enseña mucho el valor del tiempo, de la vida misma y la llegada de la muerte a cada ser humano.
Aquel hombre nació a la edad de 85 años, al terminar la primera guerra mundial. Su madre muere al poco rato de dar a luz a esa extraña criatura.
Su esposo corre con el bebé en brazos para tirarlo al río, pero luego se apiada y lo deja en la puerta de un asilo de ancianos.
La dueña del asilo de ancianos lo cría como si fuera su hijo, lo cuida apesar de su extraña disformidad. Mostrando el versículo 1 Corintio 13:4
Aquel bebé va creciendo y allí conoce sobre la vida con las historias de los ancianos que allí vivían y que algunos no tenían familia.
El aprendió ha apreciar la vida desde las perspectivas de aquellos ancianos y valorar asta lo más mínimo que podía hacer en su tiempo.
"Conclusión del saber y ser inteligente"
Saber no significa ser inteligente, tener un reloj no significa controlar el tiempo, tener hijos no te da el mérito de ser padre y criar a tus hijos no es un mérito, es tu responsabilidad.
Valora cada momento aunque sea poco, comparte con tus hijos antes de que crezcan y luego no allá tiempo ni para hablarte.
Si no creaste una costumbre de amor y afecto, después que el tiempo pase tus hijos no lo Arán contigo, no porque no quieren, sino porque nunca se lo diste ni menos se lo enseñaste.
Dios nos bendiga, me bendiga y te bendiga no olvides compartir lo, tu tiempo es valioso.
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