Efesios 2.4-6, 8-9.
“Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia somos salvos); juntamente con él nos resucitó, y nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús. Porque por gracia somos salvos por medio de la fe; y esto no de nosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”.
¿Por qué crees que Dios nos salva de la condenación eterna.?
¿Por amor, por misericordia, por rescatarnos del infierno, o por su elección providencial? Todas las respuestas, junto con muchas más, son correctas. Pero ¿sabes cuál es la razón fundamental de Dios para la salvación?
De acuerdo con el pasaje de hoy, es: mostrar en siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en bondad para con nosotros en Jesucristo (vs.7). No somos las brillantes estrellas de la salvación; es Dios esa estrella resplandeciente y hermosa. Él nos salva para mostrar su gracia o favor inmerecido para con nosotros.
Dios nos da su gracia en la Salvación, no solo para “soltarnos en banda” luego, y que vivamos la vida cristiana como podamos. ¡NO! Él promete otorgarla cada día de vida.
Al leer la Biblia, aprendemos que su gracia enseña a vivir con rectitud.
A capacitarnos para renunciar a la impiedad y deseos mundanos; así como a aguardar la esperanza bienaventurada de Dios y Jesús, como dice en Tito 2.11-13.
Una vez que Dios extiende su favor o regalo, mediante Jesucristo, somos salvos por gracia, vivimos en gracia, y seremos favorecidos por la gracia… por la eternidad.
¡Feliz día y que Dios te bendiga!
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